Seguimos investigando para convertirnos en auténticos artistas de la mano de Joan Miró. En este caso, nuestras pesquisas nos llevaron a la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada. Acompañados por un guía excepcional, Balbino Montiano, profesor de esta facultad, recorrimos las aulas y pudimos ver a los artistas que se están formando.
Empezamos por el aula de DIBUJO. Allí, los alumnos nos mostraron cómo van dibujando con un modelo, en este caso esculturas clásicas. Una de las cosas que más nos llamó la atención fue que no pintaban, sino que dibujaban con «lápiz» negro, que luego nos dijeron que se llamaba CARBONCILLO. Otra técnica que no conocíamos y que podemos practicar.
Después pasamos a una de las aulas de PINTURA. En ella, los alumnos y el profesor muy amablemente nos explicaron su trabajo. Aprendimos algo interesante: que cuando uno pinta a una persona, «modelo» se llama RETRATO. Cuando quiere pintarse a sí mismo se llama AUTORRETRATO, y se hace con ayuda de un espejo. Tendremos que probarlo.
Continuando la visita, Balbino nos llevó a «sus dominios», las salas de ESCULTURA. Son más bien talleres ya que los escultores no trabajan con pinceles, sino con herramientas muy diversas. Vimos desde un horno gigante, forja y metales hasta una sala donde se tallaba en distintos materiales: madera y arcilla.
Allí, los escultores nos explicaron que tipo de herramientas utilizan y cómo elaboran primero la figura en yeso, para así tener un modelo.
Lo mejor fue poder ver a los artistas trabajando y sobre todo preguntarles allí mismo nuestras dudas.
Ya creíamos que habíamos visto todo cuando Balbino nos llevó a un aula donde no había ningún artista trabajando. Allí nos había preparado una sorpresa. Nosotros seríamos los artistas. Como estábamos tan emocionados y entusiasmados con esto del arte, Balbino nos propuso convertirnos en pequeños «escultores» y preparó para todos nosotros (52, ni más ni menos) una actividad en la que podíamos hacer réplicas de uno de nuestros dedos en escayola.
Con unos «polvos mágicos», algo de agua, yeso y sus instrucciones, cada uno hizo su propio dedito en yeso. Una sorpresa inesperada pero estupenda. Os dejamos el enlace para que veaís el proceso de elaboración.VIDEO
Tuvimos que esperar un poco a que se secaran, pero al final volvimos al cole cada uno con «once deditos» en lugar de diez.
Disfrutamos mucho, aprendimos un montón y nos llevamos una foto de todo el grupo de recuerdo, incluidas nuestras mamás acompañantes. Muchas gracias.